domingo, 13 de abril de 2014

Rompecabezas

Era ya de madrugada, Sara y Paúl estaban sentados a la mesa armando rompecabezas, en la radio sonaba música suave; comían sándwiches  que habían preparado antes de sacar los rompecabezas, bebían a tragos de sus latas de coca-cola y fumaban cigarros Malboro.

El cadáver del nuevo amante de Sara aun estaba en la cama; Paúl trataba de encajar una pieza de un rompecabezas de winnie pooh mientras Sara devoraba un sándwich; cuando por fin coloco la pieza extendió la mano y tomo una lata de refresco, la destapo y le dio un largo trago; cuando la mujer termino con su bocadillo se afano en armar un rompecabezas de un paisaje invernal, hizo una pausa para encender un cigarrillo al que dio una profunda calada, casi como un suspiro; No había nada de que hablar, comían, bebían, fumaban y armaban rompecabezas.

Sara dejo el cigarrillo en  el cenicero y al notar que su marido la miraba fijamente le regalo una sonrisa coqueta, de esas que suelta una niña cuando esta apunto de hacer una travesura, de esas que a el tanto le encantaban; el negó con la cabeza pero en sus labios había una sonrisa de complicidad. Después volvieron a trabajar en sus rompecabezas.

Al poco rato él se levanto de la meza y salio al patio; ella armaba un rompecabezas de un gato; el sonido de una pala al escarbar acompañaba a la música, así fue asta el alba. Cuando Paúl entro en la casa estaba lleno de tierra. Los dos fueron al cuarto y contemplaron el cuerpo del amante; estaba tendido   bocabajo sobre la cama, con la cabeza girada asía atrás; juntos envolvieron el cadáver con las sabanas y lo arrastraron al patio.

Paúl enterraba al amante de su mujer mientras ella fingía tristeza. Lo enterraron frente a las rosas, en el jardín de Sara; ella contemplo el trabajo de su marido, también contemplo su bello jardín lleno de flores desde las rosas asta los girasoles, paseo la vista por los tulipanes, sintió el aroma de las azucenas  y se le escapo una sonrisa al ver las margaritas.

Sentados a la mesa de nuevo ella rompió el silencio.
-Esta vez sembrare violetas; o tal vez cosmos... 
Su esposo la miro en silencio.
-me encanta cuando matas por mi- dijo Sara
-Matar o morir por ti; esa es mi situación; creo que prefiero lo primero; después de todo no puedo vivir sin ti- Paúl encendió un cigarrillo, ella  se puso en pie y lo abrazo por la espalda mientras decía:
-yo tampoco puedo.
-claro que no; sino quien cuidaría de tu jardín 

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